El COVID ha tenido un impacto muy pronunciado en la ralentización del desarrollo de la industria minorista y su crecimiento se ha detenido.
Los comercios que han sobrevivido se han vuelto mucho más competitivos. “Solo el más fuerte sobrevive”, reza el dicho, y es por este motivo que hay recurrir al ingenio para mantenerse por delante de la competencia.
No solo un buen o servicio producto asegura nuestro éxito. Cada vez más, el cliente valora y demanda una excelente experiencia de compra y encontrar en su tienda habitual otros servicios adicionales.
Por eso cuando en el mismo comercio ofrecemos el servicio de efectivo con un cajero automático, el comercio amplía su radio de captación, extendiendo el servicio primario del negocio y ofreciendo a los usuarios un servicio adicional, la posibilidad de obtener dinero en efectivo, que podrá ser utilizado para pagar los productos o servicios ofertados en el propio local donde se ubica el cajero automático o para cualquier otro fin que decida el cliente.
Los negocios con un cajero automático ubicado dentro su establecimiento reciben más pagos en efectivo en comparación con los negocios que no lo tienen. Con ello, el comerciante se ahorra también las tarifas por el procesamiento de tarjetas como medio de pago.
Un amplio número de consumidores siguen prefiriendo hacer uso del dinero en efectivo para pagar sus compras o servicios por comodidad, privacidad o como forma de controlar sus gastos. Incluso si miramos los datos del INE, en el año 2019 y hasta febrero del 2020 aún con la pandemia y las restricciones de movilidad, los pagos en efectivo en España, solo bajaron del 38% al 30% frente al descenso del 70% al 60% en los pagos con tarjeta.
Tener un cajero alojado en el comercio ya no solo es práctico por su motivación de uso frente a otros medios de pago sino también por la oportunidad que ofrece como fuente adicional de ingresos. Y es que las personas junto a un comercio, en lugar de tener que visitar su banco antes de acudir a la tienda o salir de la tienda para sacar dinero, pueden acceder al efectivo en el mismo establecimiento, cómodamente, y comprar los productos deseados o pagar los servicios recibidos sin necesidad de moverse.
De hecho, se ha estudiado cómo la gente es más proclive a consumir en el mismo local o entorno donde el cajero está ubicado. Dadas las circunstancias actuales y cómo va a afectar al comportamiento del consumidor en su experiencia física de “ir de compras”, las posibilidades de atracción del transeúnte, potencial cliente, hacia su comercio se deben de maximizar.
Un cajero automático en su negocio significa ofrecer a los clientes una experiencia de compra mejorada aumentando los servicios, la comodidad y de esta manera, asegurar la ventas y situarse por delante de la competencia.
Luis de Benito.
EEFT Spain
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